Es historiadora de arte y desde hace ocho años trabaja en la Fundación Antoni Tàpies. A parte de un cuento que tiene en el cajón y unas cuantas notas de futuros relatos, no había vuelto a escribir cuentos infantiles hasta que encontró un títere de pinza que era un domador de leones. El domador miedoso quedó finalista en el Premio Apel·les Mestres del 2006.