Pablo Gutiérrez fue seleccionado por la revista Granta como uno de los mejores narradores jóvenes en español, cuando apenas había publicado su primera novela, Rosas, restos de alas (La Fábrica, 2008), que recibió el premio Tormenta al mejor autor novel. Posteriormente, fue galardonado con el Premio Ojo Crítico de RNE por la novela Nada es crucial (Lengua de Trapo, 2010), obra que fue traducida al francés y al italiano. Desde entonces, no ha dejado de publicar sus obras con gran éxito, mientras imparte clases, da conferencias y participa en mesas redondas. Su primera novela pensada para el público juvenil especialmente fue Memoria de la chica azul. Con El síndrome de Bergerac no solo se ha alzado con el Premio Edebé de Literatura Juvenil, sino que ha querido rendir todo un homenaje a sus alumnos.